20/12/11

Misión 'Polo Sur': La historia de una conquista

El miércoles pasado se celebró el aniversario de uno de los grandes hitos de la historia. El 14 de diciembre de 1911 la expedición noruega con Amundsen a la cabeza llegaba al Polo Sur.

Paisaje de la Antártida.
Luchar contra los elementos, el clima y el tiempo, una gesta sin precedentes. La conquista de uno de los territorios más inhóspitos de la Tierra, virgen hasta ese día, tiene además una historia: la carrera entre Noruega con Amundsen a la cabeza frente a la expedición británica de Scott.

En junio de 1910, el capitán de la Royal Navy, Robert Falcon Scott (Devonport, Inglaterra, 1868) iniciaba la Expedición Terra Nova hacia el Polo Sur. Roald Engelbregt Gravning Amundsen (Borge, Noruega, 1972), explorador de las regiones polares se dirigía a lo que suponía su sueño: llegar al Polo Norte. Al recibir las noticias de que Robert Peary había logrado el reto, cambió de planes sin hacerlo público de manera inmediata. En septiembre en la isla de Madeira decidió mandar un telegrama a Scott con sus nuevas intenciones. Así comenzaba la carrera.

 
Roald Amundsen
 
El Polo Sur (geográfico) se localiza en la Antártida, el extremo austral del planeta, latitud 90ºS, el punto donde el eje de rotación de la Tierra intersecta con la superficie.
Se encuentra sobre una meseta helada y ventosa a 2.835 m. de altitud, con una capa de hielo de unos 2.700 m. Su naturaleza cambiante y el movimiento de las placas de hielo, varían los puntos concretos del Polo Sur. De media se alcanzan temperaturas de -62º-63º de mínima en el invierno austral (julio, agosto, septiembre), seis meses sin luz solar (la Base Amundsen-Scott ha registrado el récord de -83º en un momento concreto).

El 14 de enero de 1911 el barco “Fram” de Amundsen llegó a la Plataforma de Hielo de Ross, en la Bahía de las Ballenas, levantando el campamento “Franheim”. A 700 km Scott fijó su campamento, en MacMurdo en el cabo de Evans, para hacer la ruta de Ernest Shackleton por el Glaciar Beardmore. Shackleton años antes estuvo a punto de alcanzar el Polo Sur por muy poco. Amundsen buscó su propia ruta, el punto del campamento estaba 96 km más cerca del Polo que el de Scott.

Robert F. Scott
Antes de la definitiva aventura, había que palpar el terreno y preparar el asalto. Los noruegos instalaron puestos de avituallamiento en los paralelos 80º, 81º y 82º para el futuro. Al llegar el invierno, se dedicaron a mejorar los trineos, botas, ropa, etc. disminuyendo bastante el peso de los trineos.

El ímpetu de Amundsen le llevó a una primera intentona fallida. El 8 de septiembre con ocho hombres salió hacia el Polo Sur, pero dieron la vuelta por las bajas temperaturas. Decidió prescindir de tres compañeros. El equipo que pasaría a la historia lo formaron Amundsen y cuatro más: Olav Bjaaland, Helmer Hanssen, Sverre Hassel y Oscar Wisting.

Amundsen y su equipo partieron el 19 de octubre de 1911 con cuatro trineos y 52 perros de raza groenlandesa, liderados por la hembra Etah. El alimento del equipo constaba de una ración personal diaria de 380 g de galletas, 350 g de pemmican, 40 g de chocolate y 60 g de leche en polvo, mientras que los perros fueron alimentados con 500 g de pemmican diarios. Todo ello con vestimentas de foca y reno (conocía los métodos para aguantar por los pueblos esquimales), botas con esquís y ligereza.

El equipo de Scott arrancó el 1 de noviembre de 1911. Constaba de 12 hombres, pero poco a poco se fueron retirando para que el último trayecto lo desempeñaran: el mismo Scott, Edward Adrian Wilson, Lawrence Oates, Henry Robertson Bowers y Edgar Evans. Apostó por caballos mongoles (son unos ponis), tractores oruga (trineos a motor), calzado de cuero y ropa de lana.

En noviembre, Amundsen creó un campamento conocido como “La Carnicería”. 24 perros fueron sacrificados, valiendo su carne para alimentar a los otros perros, a los hombres y también se almacenaron para la vuelta. Esta decisión fue una diferencia muy importante respecto a los ingleses.

El 14 de diciembre de 1911, a las 15 horas, Roald Amundsen y sus compañeros colocaban la bandera noruega en el Polo Sur, eran los primeros de la historia. Para confirmar su correcta llegada, certificaron los puntos para evitar errores de cálculos durante unos días más, colocando el refugio “Polheim” (Casa del Polo). En una pequeña tienda Amundsen depositó un par de cartas, una para el Rey Haakon VII de Noruega y otra para su rival Scott, esta última decía así:

Como usted será probablemente el primero en llegar aquí después de nosotros, ¿puedo pedirle que envíe la carta adjunta al rey Haakon VII? Si los equipos que hemos dejado en la tienda pueden serle de alguna utilidad, no dude en tomarlos. Con mis mejores votos, le deseo un feliz regreso. Sinceramente suyo, Roald Admundsen.

La expedición noruega llega al Polo Sur.
14-12-1911
Habían sido 56 días de ida, volvieron al campamento el 25 de enero, es decir, 99 días después de partir de la Bahía de las Ballenas y 2.824 km, en los que los noruegos sobrevivieron junto a 11 perros y dos trineos. El logro no se conoció públicamente hasta marzo de 1912, nada que ver con las actuales facilidades de telecomunicaciones.

Este es el éxito, la leyenda de Amundsen y los noruegos, un ejemplo de eficacia, organización y pragmatismo. La otra cara de la moneda de este acontecimiento de hace un siglo es Scott.

El inglés no acertó en sus decisiones: el campamento más lejano, salió 13 días más tarde, el número de hombres restaba víveres y posibilidades, la lana no era tan eficaz, los trineos a motor a la larga se pararían y los ponis aguantaban peor el frío por el sudor frente a los perros de los noruegos más la avena para su alimento que pesaba más.

34 días después del hito noruego, los ingleses llegaban al Polo Sur. El 17 de enero de 1912 Scott veía una tienda con una bandera noruega, había perdido la carrera. También presentía que podría perder la carrera de la vida.

La expedición británica llega al Polo Sur con Scott a la cabeza.
17-01-1912
A partir de este momento los infortunios y la mala suerte se cebaron con la expedición. El frío, congelaciones, malnutrición, cansancio y la moral baja alargaban el camino de vuelta. Sin ponis ni ayuda motorizada desde antes de llegar al Polo Sur, arrastraban ellos mismos el cargamento. Además daban importancia a la investigación científica y obtenían muestras, lo que influyó en la distancia respecto Amundsen.

El 17 de febrero Edgar Evans sería el primer miembro que cayó por las malas condiciones y varios golpes. Un mes más tarde, cuando cumplía 32 años, Lawrence Oates no podía más y sabiendo que era una carga para el grupo y que éste no lo abandonaría, salió de la tienda sacrificándose.

Sin casi alimentos y parados varios días por las fuertes y peores nevascas, a 18 km del One Ton Depot, el 29 de marzo de 1912 Scott escribía en su Diario:

Todos los días estamos dispuestos a partir hacia nuestro depósito a 11 millas, pero a la entrada de la tienda persiste un remolino de nieve. No pienso que podamos esperar nada mejor ahora. Perseveraremos hasta el final, pero nos estamos debilitando, por supuesto, y el final no puede estar lejos. Es una lástima, pero creo que no puedo escribir más. R. Scott.

PD: Por el amor de Dios, ocúpense de nuestra gente.

El 12 de noviembre, el equipo de búsqueda encontró la tienda que contenía los cuerpos congelados de Scott, Wilson y Bowers a 18 kilómetros al sur del One Ton Depot. Más tarde, en este punto con los cuerpos, se erigió una humilde cruz en honor de los caídos.

La expedición británica no soportó el viaje de vuelta...
Así Robert Falcon Scott se convirtió en un mito, alcanzando la categoría de héroe en Reino Unido por su lucha y trágico final. Narró hasta el final con letra temblorosa su fatalidad, incluso antes de la carta anterior, escribió una con el título de “A mi esposa”, tachando esposa para poner “A mi viuda”.

El noruego Roald Amundsen sería el primero en sobrevolar el Polo Norte con otros compañeros en el zeppelin diseñado por el italiano Nobile. Falleció en 1928 en el Mar de Barents, en el Ártico, al intentar rescatar a Nobile.

A escasos metros del mismísimo Polo Sur se encuentra la estación de los Estados Unidos, la Base Amundsen-Scott, como homenaje a los precursores en una época sin las telecomunicaciones y medios de ahora, perviviendo para siempre su gran hazaña.

Francisco J. Romo

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